sábado, 28 de octubre de 2006

Un año - 100 Posteos

Justo la víspera del primer aniversario de este blog, escribo el post número 100. Que, como tantos otros, no dirá nada trascendente. Es una especie de juego que le "robo" a Dale Cine; se me ocurre escribir las 10 películas que vería ahora mismo. Un ejercicio emocional que me encanta y que hago periódicamente.

1- Antes del Atardecer, de Richard Linklater
2- Bolivia, de Caetano
3- El gran pez, de Tim Burton
4- Jules et Jim, de Truffaut
5- Con ánimo de amar, de Won Kar Wai
6- Perdidos en Tokio, de Cóppola (Sofía)
7- Sin Aliento, de Godard
8- Inteligencia Artificial, de Spielberg
9- Lejos del Paraíso, de Todd Haynes
10 Roma, de Aristarain

Escrita la lista de corrido, sin detenerme a pensar y casi sin respirar, quiero destacar:

a) SIEMPRE voy a tener ganas de ver Antes del Atardecer o cualquier película dirigida por Linklater hasta el día de la fecha.

b) estoy sorprendidísima porque Casablanca está ausente del Top Ten

c) estoy más sorprendida aún por la presencia de Bolivia (película que en su momento me partió la cabeza)

d) Es inevitable que figure algún film de Truffaut.

Hechas las consideraciones pertinentes, me retiro. Pero antes dejo la invitación abierta para quien quiera jugar este juego.

viernes, 27 de octubre de 2006

Pequeña Miss Sunshine



Señoras y señores amantes del séptimo arte: tengo el agrado de dirigirme a ustedes para anunciarles la llegada de una gran película gran a nuestra cartelera. Se titula Pequeña Miss Sunshine y es una deliciosa comedia dramática con un elenco de notables. Mis expectativas eran mínimas y, sin embargo, salí con una de esas sonrisas que llegan hasta el corazón. Porque este film chiquito, que cuenta las vivencias de una familia disfuncional mientras atraviesa el mapa desde Albuquerque hasta California, lo tiene todo: conmueve, enamora y entretiene. Despliega un humor bastante negro en situaciones que bordean el delirio y hasta logra que sueltes una lagrimita. Todo en el mismo envase. Y encima tiene una banda sonora ¡¡maravillosa!!

Los protagonistas son impresentables : padre fracasado que cree que tener la posta en la materia ÉXITO; abuelo adicto a la heroína; hijo adolescente que se niega a hablar; tío gay, genio y suicida; niña que aspira a ser Miss Sunshine; madre sobrepasada por todo esto y hasta una camioneta a la que deben subir corriendo porque sólo funciona en tercera y cuarta velocidad. Con esta galería de personajes el resultado podría haber sido patético, pero no. Lejos de la crítica social de películas como Belleza Americana y más cerca de la brillante Los exéntricos Tenenbaum, la familia Hoover se ganó mi simpatía. Porque a pesar de tanta miseria junta, de tanta vida trágica, de tanta "anormalidad", resultaron ser gente adorable. Y cuando llegó esa secuencia final –la del baile- me dieron ganas de subirme al escenario y bailar con ellos porque, como siempre, no hay nada más lindo que la familia unida.

martes, 24 de octubre de 2006

Una pareja perfecta


Resulta que alguien me dijo hace un tiempo “Tenés que ver Una pareja perfecta ¡es la película perfecta!”. No sabía cómo decirle que ya la había visto dos veces (hubiera sido cortarle la ilusión a tamaño entusiasmo), pero se lo dije. Una pareja perfecta es una película desoladora, triste y a la vez llena de esperanza. La pareja perfecta del título ya no es tan perfecta y está en pleno proceso de separación, entonces –cuando se supone que todavía quedan muchos diálogos inconclusos- es cuando menos se habla. Y un poco de eso va la historia: de mostrar lo difícil que es compartir el mismo techo, dormir en camas separadas, querer hablar y encontrar una pared del otro lado, estar con alguien, pero sentirte solo. Y a la vez, desear una segunda oportunidad. Son pocas las escenas y cada plano es un cuadro con poco movimiento y con Valeria Bruni Tedeschi como plus: excelente actriz y además, hermosa. Es tan real que da escalofríos, porque las actuaciones –además- son brillantes. Y cuando empiezan los créditos finales uno quisiera quedarse en esa estación de trenes un ratito más para ver cómo sigue la historia de esos personajes tan parecidos a nosotros mismos, pero el director japonés Nobuhiro Suwa, nos dice que ya vimos demasiado…y lo que sigue, es otra historia.

jueves, 12 de octubre de 2006

Bueno, bueno...acá estoy otra vez, tratando de volver a la normalidad. Muchas, pero muchas gracias a quienes me escribieron en este momento tan particular. Y a los que no escribieron también les doy las gracias: muchas veces cuando no se tiene nada para decir (o no se sabe cómo decirlo) es mejor mantenerse en silencio.

Con todo esto, hace más de un mes que no miro una película. Ni en el cine, ni en video, ni siquiera en canal 9 un sábado a la tarde. Tampoco tengo ganas. Espero recuperar pronto el placer de entrar en una sala.

Mientras tanto, pregunto ¿Hay algo así como FUNDAMENTAL? ¿Algo que sería imperdonable dejar pasar?

ESCUCHO OFERTAS

lunes, 2 de octubre de 2006

Y se fue, nomás...

Se murió papá. Y yo le puedo agradecer muchas cosas, demasiadas. Pero seguro que mi amor por el cine no se lo debo a él. O tal vez sí, depende desde donde se mire.

A mi viejo nunca le gustó mucho ir al cine. Y menos para pensar. Si iba al cine era para divertirse y creo que, desde que murió Olmedo, las veces que pisó una sala podría contarlas con los dedos de una mano. Cuando era niña me torturaba con la saga de Mingo y Aníbal. Sólo veía cine argentino, tal vez alguna película italiana o española. Y no mucho más. Eso sí: nunca un drama porque para problemas ya tenía su vida.

Para él, siempre era mejor programa escuchar tango y nos taladraba el cerebro con Pugliese o nos maravillaba con las innumerables anécdotas de viajes con la orquesta del maestro en gira por el país. Un país que conocía como pocos: se sabía todas las rutas, accesos, historias. Cuál era el mejor lugar para comer y cuál era preferible no pisar.

Me parece increíble escribir sobre mi viejo en pasado. Pero es así: mi papá se fue para siempre. De viaje. A él que le gustaba tanto viajar. Y yo me estoy dando cuenta de que lo voy a extrañar mucho.