domingo, 3 de marzo de 2013

Amores absurdos


Comedias que van mucho más allá de hacernos reír. Comedias que nos hacen pensar un poco en nuestras propias vidas. Comedias que hablan del amor, pero no ese amor hollywodense, de atracción letal, con personajes antagónicos, que se odian-se aman-superan obstáculos-viven felices. NO.

En medio del zapping dominguero me topé con Lars and the real girl, una de esas comedias diferentes. Para los que no la vieron, la versión corta es que Lars se enamora de Bianca, una muñeca inflable. Sí, se enamora, vive con ella, la lleva a pasear y hasta la presenta a su hermano, a sus compañeros de trabajo, a sus vecinos. Una historia que podría desatar un montón de gags de esos que hacen que te duelan los abdominales de reírte, en realidad te deja dado vuelta, triste, reflexivo. ¿Para tanto? Bueno, a mí me pasó eso cada una de las tres veces que la vi.

Me surgen un montón de preguntas cuando veo esta película: ¿Lars está loco o sólo no se anima a crecer? No sé. Elige a Bianca por temor al rechazo, se anima a mostrarla, enfrenta a quienes no la aceptan, la defiende. Logra que Bianca tenga un lugar en la sociedad, sea respetada, consiga amigos, un trabajo, haga trabajo solidario.

¿Es Bianca la mujer perfecta o es Lars quien la hace “mejor persona”? Será que un poco de eso se trata “EL AMOR”, de encontrar a alguien que nos complemente, nos haga mejores, nos aliente a crecer y animarnos.

¿Importa que Bianca sea de plástico? No mintamos, de a poco ella también se gana nuestros corazones, porque Lars está feliz con ella y nosotros somos felices junto a él.
En definitiva, amar es perder un poco la razón. Dicen. El caso de Lars fue, quizás, inverso. Amar significó recuperar su cordura en un largo y doloroso proceso que involucró también a quienes lo rodeaban. Lars fue valiente y luchó contra todos por defender su amor, por absurdo que este pareciera.

A raíz de eso me surgió una última pregunta, ¿cuántas veces no nos arriesgamos a amar por temor a lo que pensarán los demás o porque creemos que el resto no entendería ese “amor"? A todos nos pasó, no lo dudo.