Se me estaba complicando escribir este post porque -rarísimo- no hay nada que criticar (en el mal sentido de la palabra) en Orgullo y prejuicio: una película bellísima en todos los aspectos posibles. Desde la música exquisita ( suena La vengaza del Moro, de Purcell y se me pone la piel de gallina)pasando por el vestuario, la puesta y la excelente fotografía.
Pero la mayor atracción de esta historia está en las actuaciones: Todos, absolutamente todos, están geniales en sus personajes. La señora Bennet, esa madre obsesiva, manipuladora, verborrágica, ambiciosa...roza la perfección; así como el señor Bennet (Donald Sutherland): observador, medido, hombre de pocas palabras, pero cuya mirada expresa todo. La escena con que cierra el film se merece un muy bien 10 felicitado.
Y ellos dos: Lizzi y Darcy. Los verdaderos protagonistas de esta historia, los que deben dejar a un lado su orgullo y vencer sus prejuicios para aceptar -finalmente- que se aman. Hay tanta tensión entre ellos, hay una atracción contenida, un cruce de miradas feroz... Que dan ganas de meterse en la película y avivarlos un poco. El final feliz es inevitable, lo sabemos. Y cuando llega, suspiramos aliviados. Una vez más, el amor fue más fuerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario