jueves, 2 de febrero de 2006

Memorias de una geisha

Durante un largo mes llevé a pasear dentro de mi cartera Memorias de una geisha. Esta no es justamente una de mis características: cuando una novela me atrapa suelo devorarla en pocos días.

Memorias...es una novela tibia, pobretona que levanta poco vuelo, que no genera demasiado atractivo. Y no creo que esa distancia con el libro esté directamente relacionada a la distancia geográfica.

Luego de un tiempo me puse las pilas y terminé de leerla. Es que se había estrenado el film homónimo y me gusta ver cómo se las ingenian los guionistas para adaptar una novela al cine.

Todavía no pude decidir si me aburrí más en el cine o leyendo. Pero en plan prático, la película consumió algo más de dos horas de mi vida, mientras que la novela...mucho, pero mucho más.

Ojo! no está mal hecha, es una adaptación bastante fiel. Aunque la historia es tan pobretona y las actuaciones son tan malas y el final está tan cantado...Pienso que podrían haberse aprovechado mucho mejor los escenarios naturales; sin embargo, el director prefirió realizar una película oscura, filmada en una Gion laberíntica y deprimente (bue, no es que la novela sea un himno a la alegría) Pero- oscura y todo- le salió una película rosa: típica historia de amor prohibido entre el príncipe (en este caso el director) y la cenicienta (en este caso la geisha del título).
Si uno de los pocos atractivos de la novela era la adoración silenciosa que Sayuri tenía por el director que -aparentemente- la ignoraba; en la peli, desde el "vamos" se sospecha el final: demasiadas miradas, demasiadas sugerencias obvias, nada de suspenso. Ni siquiera nos permitió emocionarnos con el final feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me pareció tan aburrida. O será que fui con cero ganas. Igual, tampoco es gran cosa.