lunes, 21 de agosto de 2006

Click, perdiendo el control

Saturday Night Live (SNL) fue un gran de semillero de comediantes del que surgieron grossos como Bill Murray, Ben Stiller y Adam Sandler por nombrar unos poquísimos. Murray ya es un consagrado indiscutible; Stiller, es uno de mis preferidos por ser la mente creadora de Generación X, obra maestra que marcó una bisagra en mi vida ( y además protagonizó dos de mis comedias favoritas: Dúplex y Mi novia Polly) y Sandler, es de esos actores cuyos personajes son niños grandes de buen corazón que te hacen reír con sus pavadas. Esos que de a ratos te enamoran y de a ratos despiertan tu instinto asesino. Lo adoré en Un Papá genial, La mejor de mis bodas y sobre todo en Como si fuera la primera vez, otra de mis comedias favoritas. Pero ahora parece que el pequeño Adam está intentando madurar.

En Click compone a un hombre cruel. Demasiado cruel. Descuida a su esposa e hijos, insulta niños, mujeres y ancianos sin distinción y cuando adquiere un control remoto que controla su mundo (avanza las discusiones, baja el volumen del ladrido de su perro, muestra un partido picture in picture cuando se aburre en una charla) se vuelve más intolerable aún. Sandler dejó de ser ese niño grande que a veces amé y otras veces quise matar; por decir lo que piensa, sin pensar lo que dice -gracias, Sabina- se transformó en un verdadero INDESEABLE, un tipo insensible, misógino, cruel, egoísta y todas las contras que puedan imaginarse. La peli podría ser una divertida comedia si no resultara tan hiriente, pero encima, a mitad de camino deviene en un dramón lacrimógeno con lección de vida incluida, entonces hace agua, porque no es ni demasiado dramática, ni demasiado cómica.Y los que queríamos volver a reírnos con el pequeño grandulón terminamos desilusionados. Una pena.

1 comentario:

Samurai Jack dijo...

Absolutamente de acuerdo el personaje es un miserable