En sus zapatos (o cómo envidiar las piernas de Cameron Díaz)

"Llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)"

De entrada daba la sensación que En sus zapatos era una peli hecha para que se lucieran Cameron Díaz y su anatomía por toda la pantalla; pero por suerte fue mucho más que eso. La historia es así: Cameron Díaz y Toni Colette son hermanas, una es hermosa pero superficial y la otra no es tan linda,pero tiene una carrera brillante. Una es la protectora y la otra, protegida; a una le va bárbaro con los hombres y la otra les saca fotos para probar que logró tener sexo; una es responsable y la otra, revisa los cajones ajenos en busca de plata. ¿Adivinaros cuál es cuál?. Es probable que se trate de una peli MUY femenina: entretenida, emotiva, romántica, sentimental, esos ingredientes que las mujeres solemos disfrutar, pero todo en sus dosis justas y sin caer nunca en la cursilería. La historia es más que simple, los recursos son conocidos, digamos que no hay sorpresas. Pero está tan bien hecha, tan bien actuada, tan bien musicalizada que es algo así como un oasis en medio de tanto Harry Potter y Chicken little que anda arrasando por los cines. Hay un par de escenas que me siento obligada a destacar: aquella en que Maggie -el personaje de Cameron- lee un poema al viejito de la clínica y la otra,cuando Maggie, Rose(Toni Collete, excelente como siempre)y la abuela ( Shirley Mc Laine está genial, dice más con la mirada que con las palabras) recuerdan el mejor día de su vida: este es uno de los momentos más emotivos y logrados de la peli; es una muestra del amor incondicional de estas hermanas que son tan opuestas para poder complementarse. Entonces, la fea no será tan fea y encontrará un gran amor y la linda no será tan tonta y descubrirá sus capacidades. Curtis Hanson, el director, se tomó su tiempo para contarnos quiénes son estos personajes, algo que no es habitual en el cine yanqui; es por eso, que la maduración de Maggie y la liberación de Rose se desarrollan con naturalidad y no resultan forzadas. Repito: no te vas a llevar ninguna sopresa; es más, seguro que desde que empieza sabés cómo termina. Tal vez por eso lo mejor es que te dediques a disfrutarla.