domingo, 4 de diciembre de 2005

Una vida (no tan) iluminada

Un tipo que colecciona desde calzoncillos hasta los dientes postizos de su abuela fallecida no es normal. Eso está claro. El tipo tiene decenas de fobias y manías y guarda objetos -compulsivamente- en las bolsitas "ziploc" porque tiene pánico de olvidar. Es Jonathan Safran, tiene pocos recuerdos de su abuelo y eso le pesa. Resulta que recibe una foto en la que su abuelo está con la mujer que le salvó la vida durante la II Guerra Mundial y Jonathan viaja a Ucrania para encontrarse con ella, agradecerle y recuperar su pasado. En esa búsqueda lo ayudarán dos personajes loquísimos y entrañables: un nieto que admira lo que conoce de la cultura yanqui (fanático de Michael Jackson y del breakdance) y su abuelo, un cabrón que se "cree" ciego y maneja un auto con perro lazarillo incluído. Los tres son bien diferentes y los tres, vivirán una experiencia decisiva, enriquecedora, perturbadora por momentos...iluminada (¿o iluminadora?). Los tres entregan también una gran actuación: Elijah Wood, tenso, medido, fóbico, obsesivo; Eugene Huntz, moderno, snob. torpe, diplomático y el abuelo, cascarrabias, antisemita, negador... Mientras la peli transita el camino del humor un tanto absurdo, se siente bien; pero se da un cambio repentino y, de esos diálogos casi desopilantes y elocuentes, se pasa a un clima denso. Ahí es cuando la historia se vuelve algo solemne sin previo aviso. Y sin retorno. Una fotografía bellísima y la música bien folclórica -si se me permite el término- aportan también para que Una vida iluminada, a pesar de algunas irregularidades, sea una elección interesante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey, gracias por firmar mi blog y por el elogio. Interesante el tuyo, intuyo que podríamos discutir bastante sobre películos. Un abrazo.

Anónimo dijo...

A mi no me parecio que tengo un clima denso, sino lo contrario. Me parecio una pelicula que tiene todo bien fotografia, actuaciones y guion.