lunes, 15 de mayo de 2006

El custodio

Primero lo primero: El custodio no es una peli apta para todo público. Y tampoco es recomendable verla en función trasnoche (excepto que sufras de insomnio).

Segundo: A mi me gustó mucho, pero no es fácil de sobrellevar. Hay mucho silencio, los pocos diálogos son caóticos (la escena del restaurant, por ej)y parece que no pasa nada. Parece, nada más.

La actuación de Julio Chavez es genial. Construyó su personaje desde lo físico, lo gestual. Su modo de pararse, su manera de caminar, de vestirse. Es una personaje con pocos matices; su abulia se mantiene constante a lo largo de todo el film. Incluso en el desenlace.

El Custodio es la historia de un tipo que custodia, valga la redundancia, al Ministro de Planeamiento. Un laburo abslutamente inútil, su día es un transcurrir. Espera durante horas, mientras el ministro está en una reunión. Espera mientras está en un asado. Espera mientras está con su amante. Vive a la sombra de un ministro que encima lo humilla, pero él aguanta el maltrato con estoicismo. Hasta que no aguanta más y ni siquiera en el momento culminante pierde su compostura (hecho que exacerba al espectador que pide que reaccione de una vez por todas).

Pero, para mi, lo que más suma en esta peli es la manera en que el director (Rodrigo Moreno) eligió filmarla: me encantó la manera en que construyó los encuadres; parecen verdaderas pinturas. Los planos que asfixian, aplastan. El fuera de foco (aunque abusivo en un punto), mantener la cámara fija durante minutos en un sparkling (¿?) son todas elecciones estéticas que ayudan visualmente a la película y la convierten en una historia digna de ver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó la peli, me encantó tu crítica y me encanta Chavez. No me imagino a otro actor interpretando a este custodio. Es curioso cómo el personaje de tanto ser la sombra de otro, pierde la suya propia, no demostrando genuino interés por nada. Todo para este personaje pareciera una carga: la reunión familiar, el encuentro con la prostituta, el diálogo con un compañero. Tal vez custodiar a alguien intrascendente torne la vida propia intrascendente.

Anónimo dijo...

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