miércoles, 9 de mayo de 2012

Películas para ver sin rimmel

Todas las mujeres tenemos una película para ver cuando estamos deprimidas. Así como Zooey Deschanel mira Dirty Dancing hasta el hartazgo cuando está triste en la serie New girl o como cuando Bridget Jones escucha All by my self borracha y desalineada. Todas. A ver, hombres, no nos malinterpreten: no lloramos por la película, porque ya la sabemos de memoria, sino que vemos esa película para llorar con una excusa, para hundirnos más en el sillón, con una remera tres talles más grande, un pijama andrajoso y un broche que funcionará como contenedor de esa maraña de nudos en que se convirtió nuestra cabellera.

Mi película para llorar es Los Puentes de Madison, sin dudarlo. Y los momentos son dos: cuando Robert le dice “esta certeza se tiene solo una vez en la vida” y (por supuesto) cuando Francesca está en la camioneta, la mano en el picaporte, la lluvia torrencial y ese momento crucial en el que duda entre abrir la puerta y dejarlo todo o quedarse quietita, tal como imponen las reglas de la sociedad. Si sos mujer y no llorás con esa escena, chequeá que por tus venas corra sangre.

Pero The bridges of Madison County no es la única. Es que cuando tenés un historial de llantos es necesario armarte de un stock, porque si no, no hay film que resista. Elijo también la escena del auto en Before Sunset:


No tengo consuelo. Celine perdió su capacidad de amar. Está condenada a vivir del recuerdo de una noche, en relaciones vacías, sin compromiso. ¡Qué vida de mier**! Y él, pobre Jesse, soñando con ella, a su lado, embarazada… ¿puede haber algo más triste? Probablemente sí, pero cuando miro esa película les juro que no se me ocurre. Bueno, se me ocurre Marley y yo, pero no necesitamos golpes bajos. Es obvio que hablamos de películas de (des)amor. Si nos ponemos profundos tengo que caer en La Lista de Schindler o Million Dollar Baby y la idea es que rumbeemos para otro lado.

Hubo una película que en mi adolescencia se llevó muchas de mis lágrimas. Se conoce como Eternamente amigas (Beaches, su título original) y la protagonizan Bette Midler y Barbara Hershey. ¿Por qué me hace llorar? Porque en mi adolescencia yo creía que las amistades eran no perecederas, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que, por muy triste que resulte, algunas tienen fecha de vencimiento. Llevo años sin verla, habrá que ver si ahora causa el mismo efecto.

Paradójico es que entre mis “películas para llorar con motivo” haya dos protagonizadas por un gran comediante. Él es Steve Carrell. Sus films: Danny in the real life y Crazy, stupid, love. Pero es un llanto esperanzador. Creo. Bueno, no sé… depende del día. Porque hay días en que ver finales felices a una la ponen peor. ¿No les pasa?

¿Cuál es la suya, chicas? o ¿Cuál me recomiendan?


No hay comentarios.: