jueves, 3 de mayo de 2012

¿Morir de amor?


"No voy a decir que no puedo vivir sin ti (porque sí puedo), pero no quiero..."

La frase es de Dicen por ahí, una película "fefifo" (ni fu ni fa), protagonizada por Jennifer Aniston, Kevin Costner y Shirley MacLaine.

Vi una sola vez la película y esa sola vez bastó para que se me grabara esa línea. Se la dice Jennifer Aniston a Mark Ruffalo, el novio engañado, y como pocas veces en el cine, una frase 100% romántica me resultó tan creíble.

Nadie en el mundo muere de amor. O sí, no lo sé... Creo que muchas veces te sentís morir o creés que no vas a resistir, pero con el tiempo ese dolor que calaba tus huesos se convierte en una pequeña molestia.

Claro que el camino es duro. Demasiado. Mucho llanto, mucha ira durante el recorrido. Pensar que nunca se va a salir de ese lugar. Creer que jamás se va a volver a amar. Comprobar que eso de que un clavo saca otro clavo es una distracción pasajera. Y en algunas ocasiones, ni siquiera eso.

Puedo vivir sin ti, pero no quiero…” En el caso de Sarah (el personaje de Aniston), ella no quiere porque sabe que junto a Jeff es mejor persona. A pesar de su terror al compromiso, cuando ve que se mandó un moco y puede perderlo, reacciona. Y ahí se da cuenta de que su vida será más plena junto a un hombre con todas las letras, que al lado de un seductor nato como Beau (Costner).

Pero las historias reales – como ya sabemos- no suelen tener un final tan redondito. Y a veces ese “no quiero vivir sin vos” tiene más que ver con “no quiero estar sola”, “me banco cualquier cosa”, “sos una obsesión”, y otras frases infelices por el estilo. Creo que pasé por todas y algo ya conté en posts anteriores. La pregunta es, ¿cómo darse cuenta de que esa persona, sin la cual no queremos vivir, nos completa o nos deja tirados en el suelo, en pedacitos?

Misterios de la vida…

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