domingo, 10 de diciembre de 2006

Un Buen Año

Que quede claro que yo a Rusell Crowe lo banco a muerte. Incluso cuando protagoniza bodriazos como Un buen año. El director, Ridley Scott, acostumbrado a dirigir superproducciones exitosas como Gladiador o Hannibal, en esta oportunidad se nos puso romántico. Para ser sincera, a la película le faltan algunos condimentos y no alcanza con la simpática presencia de Rusell que juega y se divierte solito en este nuevo papel. Bien solo, porque a nosotros no nos llega casi nada.

La dupla director/actor está para otras cosas: lo de ellos es –definitivamente- la sangre, el sudor y la lucha. Esta vez, la historia no sale de lo común y resulta más que previsible. La verdad es que tanto amor empalaga y no lo digo por envidiosa. Lo único seguro es que de tanto ver pasar una copita por aquí, otra botellita por allá, el espectador sale del cine con muchas ganas de tomarse un rico vino.

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