Vuelo 93

Parece que los que programaron los estrenos del último jueves se empeñaron en generarnos –como mínimo- cierta incomodidad a la hora de volar. Fuerza Aérea Sociedad Anónima y Vuelo 93 así lo certifican. Vuelo 93 es un film inquietante. Su director – Paul Greengrass- demostró tener una mano maestra para crear verdadero cine a partir de un hecho tan fresco como lo es el 11-S. El hecho de que eligiera la cámara en mano para filmar gran parte de la historia, le otorga más vértigo y dramatismo a la película. La sensación que produce tanto movimiento es la de estar metido dentro del United y, aunque de movida todos sepamos que el final no será precisamente feliz, la ansiedad por el desenlace crece con el correr de los minutos. Que los actores no sean megaestrellas hollywoodenses permite que nos identifiquemos con sus personajes.

Es cierto que no es ni un documental ni ficción pura (quienes están en la torre de control se interpretaron a sí mismos) pero, sólo por lo que significa como experiencia cinematógrafica, Vuelo 93 se merece -para mí- un EXCELENTE. La peli terminó con un zoom tremendo, de esos que duelen y en la sala no se escuchó ni un respiro durante segundos que parecieron horas. A veces esos silencios valen más que cientos de aplausos fervorosos.